martes, junio 08, 2010

Al pasar de los años...

... uno se da cuenta de que va creciendo -o que se está volviendo viejo-.

Ayer platicaba con una amiga muy querida y me comentaba su situación sentimental actual: 3 años o un poco más de eterna soltería -como a mí me gusta llamarla- solamente por el hastío que causa ver a las parejas actuales. Recuerdo esos años mozos donde todos añorábamos una persona a la cual no soltarle la mano, darle un beso nomás porque sí -o porque no había otra cosa qué hacer durante los recesos- y con la cual te pelearas de cualquier nimiedad -¡¿qué dijo?!-. Pasan los años, y el proceso de llegar a ese punto se vuelve una terrible tortura que te agobia de una hueva descomunal capaz de dejar tirado hasta al más emprendedor. Es bien sabido que lo mejor de ese proceso es la cacería, pero cansa de repente tener la máscara puesta, el "quedar bien", como sabiamente decía la mujer en cuestión. ¿Será que nos estamos haciendo viejos o el proceso de conquista se vuelve más liberal y con menos trabas conforme avanza la civilización?

Recuerdas ahora todos los procesos parecidos que has llevado en tu vida, querido lector ocioso, mas en algún punto te darás cuenta que de verdad es extenuante eso. A pesar de que quieras estar a como de lugar con la persona en la que estás pensando -solamente si no tienes ya a alguna, cosa que abordaré más adelante- puedes pensar en lo cansado que es estar llamando y hablar con amor y dulzura, aparentando que todo está bien y que el mundo es color de rosa. Pues bien, todos sabemos que el mundo ni es color de rosa ni todo está bien. Quizá me pueden decir que los problemas aparecen cuando la relación es rutina, pero me perdonan, porque una relación conlleva la rutina diaria de cada uno: el tiempo que pasan juntos suele ser rutinario no en las cosas que hacen, sino en los mismos horarios que suelen ocupar para darse tiempo de pareja. Las obligaciones que lleva la vida normal -incluso si sigues siendo estudihambre- te dejan con un tiempo probablemente limitado para darle rienda suelta a los asuntos del corazón. No me imagino a la pareja escondiendo que el día estuvo de la chingada solamente porque están con su cuchurrumín. Vamos, dejemos eso para las corny movies de Hollywood. Las cosas pueden no estar bien y no es necesario aparentar fortaleza. Si la persona con la que estás es algo de tí es porque te acepta con defectos, problemas y puñetas mentales.

La máscara que todos llevamos es digno de estudios sociológicos: aparentar que se pueden solventar todo tipo de gastos, cuando uno anda quedando tiene tiempo para todo -no nos hagamos, hasta dejábamos las ocupaciones con tal de ir al café en el que está el/la susodicho/a- y quiere ir a todos lados. Cuando se cristaliza la relación, puf, todo cambia. Creo que abogo porque dejemos de lado todas esas tarugadas y vayamos a lo que vamos: sí, me gustas, sí, quiero andar contigo, pero no quiero estar de hipócrita conquistándote para que te encuentres que soy un tipo que vive 10 horas en la oficina -con 2 de comida, pero siguen siendo 10 horas-, que va a clases de baile y ya no sabe qué hacer los fines de semana. Eso es todo.

Dejemos el romanticismo para las ocasiones en que se presente.