viernes, diciembre 29, 2006

Talento

¿Alguien sabe por qué los hagiógrafos escribieron la biblia?, ¿Dios les dijo?, para mí que el ocio en ese tiempo era abundantemente terrible... mayor al de estos días...

Imaginen esto, estar sentados en medio de la nada, con una posibilidad de acudir a un mar en el cual no te puedes bañar o divertirte como actualmente la conoces por razones como esta:

  1. No se han inventado las bebidas preparadas.
  2. No existen los bikinis.
  3. No hay música playera, no hay reggae ni "equipo de animadores del hotel"
  4. No hay quien te haga segunda para acabarla de fregar.
Ya me imagino todo lo que debe de estar pasando por su mente y reducirlo a esta simple expresión: que hueva...

Y sí... así es... el tipo que no encontró nada mejor que hacer se comió las verduras que su mamá le dijo, aprendió el oficio de su padre, pero no se casó... sino que se dedicó a fabricar una historia tan tergiversada, rica y profunda que se dedicó a fundar religiones y dar permiso a algunas atrocidades tan grandes como nunca las ha visto el ojo humano...

No sólo el hagiógrafo se halló en esta situación, también Shakespeare, todos los grandes filósofos, incluso los inventores... pero la gran cuestionante es, ¿el entorno influye en todo esto?, es decir, ¿la falta de cosas que hacer es lo que provoca que existan grandes obras de arte, avances tecnológicos y sociales?... a mi ver la respuesta es un gran y rotundo ...

¿Cómo comprobarlo?... yo escribí esto y tú lo estás leyendo...

martes, diciembre 19, 2006

Solución a lo anterior

Invítenme una pedota no?

lunes, diciembre 18, 2006

Hatred

Hoy estoy encabronado con la vida... estas últimas semanas nada más no dejan ver un sórdido rayo de luz para mi vida tan oscura...

En esta semana me ha pasado de todo, desde corajes descomunales que me han mantenido al borde de un ataque de ira, tristezas que rayan en recaer en esa estúpida depresión que me quitó mucho tiempo de mi vida y un sentimiento de vacío como tantos...

Estoy en un hoyo... y que hago? nada... no tengo fuerzas ya para hacer nada...

Lo hago público, me rindo...

jueves, diciembre 14, 2006

La Mujer Dormida

LA MUJER DORMIDA

La desesperación aumenta al mirar el reloj que marca después de la media noche. El festejo aún no culmina. El canto de los búhos se diluye en la lluvia. La angustia se intensifica, mientras los minutos mueren degollados en el tic-tac del segundero.

La mujer dormida toma la copa de champaña de sus manos y lame la última gota del líquido celestial. Somnolienta se levanta de la inmensa alcoba de seda blanca y contesta el auricular de plata con acento francés:

- Hola…

- ¡Buen día amor!, discúlpame si te desperté, llamé para avisarte que estoy aterrizando en el aeropuerto de México, a lo sumo en una hora estaré en el departamento de Polanco…

- ¿Por qué no me avisaste antes?

- Pretendía darte una sorpresa. ¡Hasta al rato!

La mujer dormida por un momento perdió los estribos. Salió corriendo de la habitación. Se peinó la breve cabellera rubia frente a un monumental espejo Art Deco y rápidamente comenzó a vestirse con el traje rojo que minutos antes había dejado tirado sobre la alfombra blanca. Pensó que se volvería loca, de inmediato regresó a la recámara y sacudió la ancha espalda del hombre que dormía en su lecho y le gritó desesperada:

- Levántate y esfúmate de inmediato, mi esposo acaba de regresar de Alemania y viene para acá en menos de una hora. Si se entera que vives aquí, cuando él no está, me mata… y luego me quita la camioneta, la ropa, las tarjetas y todo lo demás. ¿Cómo se me pudo ocurrir hacer una fiesta justamente hoy?

- Discúlpame, pero no sé como puedes vivir así, siendo la geisha de un empresario decrépito. Vives como una reina en un castillo falso. Cuando él viene, tienes que ser su mujer y servirle como una esclava, acompañarlo a cenas y reuniones de negocios, ¿y todo a cambio de qué? De que te deje vivir en un departamento lujoso en el corazón de Polanco. A mí me parece un acto de prostitución disfrazada. Él tiene un matrimonio al otro lado del mundo, hijos y un negocio.

“¡Imagínate a cuántas mujeres como tú colecciona en cada país al que viaja! La renta de las casas, las comidas y el teléfono las paga la empresa y saben para qué fines son utilizadas” recalcó mientras se fajaba la camisa de lino.

- Es el precio que pago por ser feliz, por tener un estatus, que de otra manera no podría obtener. Deja de quejarte, ve a la sala y apaga la música, y desaparece lo antes posible. Voy a tratar de limpiar este desorden. Abre todas las ventanas para que se diluya el humo del cigarro. Y discúlpame por echarte así. ¡Dame un beso!, ¿no?, y huye lo más rápido que puedas, después te hablo. Cuando él regrese a Alemania volveremos a ser felices.

La mujer dormida comenzó a tirar las copas de los invitados junto con las colillas de cigarro en una gran bolsa negra. Encendió la aspiradora y limpió cada tejido de la prístina alfombra. Sacudió desde la recámara y el baño hasta el último rincón de la cocina. Bajó por el elevador con la basura y la arrojó a la calle. Regresó corriendo al hermoso y amplio departamento high tech. Encendió alunas lámparas italianas y comenzó a maquillarse el cuello y los chupetones vampíricos que le dejó la fiesta, junto a una escultura de Camille Claudel.

Los restos de la cena de los invitados, colocados sobre la amplia mesa de mármol, sería ahora el manjar que degustaría el robusto empresario. En ese momento, se abrió la puerta y los dos fingieron que les daba un gran gusto volver a verse…

Del libro "Hadas de Mar" de Niña Yhared.

lunes, diciembre 11, 2006

Brujas

Ni un ápice de vida, ni un respiro aliviado, ni siquiera el sol resplandeciente de una mañana, se compararán jamás a lo que es tu recuerdo en mi corazón.

Recuerdo días en los que compartimos momentos tristes, ciertos tiempos en que la vida simplemente no nos fue favorable, que nuestros corazones vivían presos de una melancolía asesina que sólo servía para alejarnos del despertar y empujarnos hacia un sueño eterno que parecía apoderarse lentamente de nuestras vidas. Entre esos momentos tristes recuerdo tantos que vivimos juntos, y otros más que viví yo por mi cuenta, pero que en este punto de mi vida agradezco haber vivido, pues como alguien dijo alguna vez: el dolor me hace recordar que estoy vivo.

Ahora mis ojos no te ven, pero mi corazón nunca te dejó ir...

I can still remember... never forgotten memories...