miércoles, mayo 12, 2010

Las Consecuencias

Lo que uno hace para no perder la cabeza.

Hay artistas, discos y canciones que me inspiran de a madres querer escribir. Chimal decía hace unos días que hay que escribir como si fuera para uno, y afortunadamente lo estoy logrando. Ya van para 5 años que abrí este espacio, y sigo hablando de lo mismo: de lo que era originalmente, en lo que degeneró y lo que puede llegar a ser. He tenido diversas inspiraciones de varios bloggers: unos tienen el paro de que escriben en el periósquido para lanzar sus bramidos y críticas al por mayor, otros hablan con excelsa soltura de sus aventuras cotidianas -sí, de TODAS- y otros solamente se dedican a relatar el pasado como si fuera un presente. Yo, no sé ni qué hago, pero me vale madres, así que seguiré.

Estoy escuchando la nueva producción del señor Enrique Bunbury, tengo que decir que está muy buena. En especial, me gustan los covers que hace este hombre. Desde ese cover en vivo de "Aunque no sea conmigo", me ha venido ganando. Ahora hace un cover de esa canción añeja de "Frente a frente". En realidad, la canción me gusta tanto porque a alguien le gusta quizá más que a mí, pero es el tipo de canción que suelo escuchar: desamor puro, desgarramiento hecho música. En fin, soy bohemio de afición, y esa canción se presta genialmente para eso. Les recomiendo ampliamente el disco, se titula como este post.

Es muy fácil identificarse con algo. En mi caso, son más las canciones. La prueba está en tanto grupo estúpido que hay en el Caralibro. Creo que no es tan necesario que todos sepan que alguna vez mandé un mensaje mientras estaba terriblemente ebrio, que duermo en calzones o que siempre leo en el retrete, pero bueno, tienen su éxito y sus carcajadas. Ayer me identifiqué con unas líneas usadas para protestar contra la violencia ejercida en agravio del sexo femenino, no solamente porque aborrezca a todos los hombres que hacen ese tipo de cosas, sino porque precisamente me sentía identificado con la situación.

En fin, ya hice lo que no sé que hago. Atásquense.

domingo, mayo 09, 2010

Veintitrés

Antes de ponerme a escribir este post -y todo gracias a la ralentización grave que sufre mi computadora cuando la desatiendo por unos segundos. Sí, peor que esposa fodonga- tenía un barullo de ideas que en su momento parecían nomamesquégenial y creo que ya todo se ha vuelto una masa informe -afortunadamente, la gran mayoría de mis posts son así- que no sé en qué va a parar. Así que, estén listos o no, aquí va.

Hoy como que me dieron ganas de escribir el post que diga: no mames, me la viajé cabronsísimo con eso. Pero como que no sé realmente qué analizar, qué criticar, de qué hacer berrinche, de qué descorazonarme. He llegado a un punto en el que no sé qué carajos pasa. Será porque llevo prácticamente 48 horas solo como pepino en mi casa, sin querer hacer una fiesta loca como las que solía hacer -oh, aquellos gloriosos años, donde todavía parecía un chango con pseudo-patillas- y carecía de una computadora e internet propios -bueno, lo de la computadora todavía lo es, en teoría- en las que todo mundo podía tener una charla amena sin sufrir las inclemencias del clima afuera de mi casa. En vez de eso, estoy armado de cervezas, cigarros y muy pero muy buena música. Por lo tanto, decidí abrir esta pantallita tan familiar de blogger para vomitar un rato.

Tengo poco más de una semana que cumplí 23 años, y no sé cómo carajos debo comportarme al respecto. En innumerables ocasiones a lo largo de mi vida, he escuchado comentarios del tipo de "un chavo/hombre/wey de tú edad no se comporta así", pero, ¿eso quién lo dictamina? Digamos, es de esperarse que un niño de 3 a 6 años sea un completo desmadre que demanda atención y mimos constantes -sobre todo si el morro está mimado/chiqueado/spoiled-, un niño de la primaria vive entre televisión y escuela -a menos de que lo tengan como desportista como yo habría comprendido en ese entonces-; un adolescente de secundaria -o preadolescente, como les encantaba decirnos en el Cervantes Bosque- nada más se la pasa viendo chichis, culos y lo demás que alcance a ver debajo de las faldas de las compañeras o por encima de las camisas tipo polo desabotonadas completamente. Pero bueno, la prepa puro desmadre, la universidad un poco más relajada, y ahora, ¿qué?.

Pensé en un pequeño checklist tipo juego secundariesco de "cómo crees que serías a cierta edad". Iré por partes:

Secundaria:

  • Novia: Check, hasta el último año. Y dos.
  • Fiestas: Así lo que tú digas fiestas, la verdad no. La única que organicé -y creo que es la primera vez que lo digo tan públicamente- fue en mi casa, fue para cuando cumplí 14 años y nada más vinieron 3 personas. Sí, 3 personas. De ahí en fuera, me encontrabas todos los sábados en el Mito. Ergo, check técnico.
  • Vicios: Mi primera peda macabra fue la que les comento la vez pasada. Como que eso de tomar hasta que ya no pueda viene de familia, pues con 14 años y cero experiencia etílica, nos acabamos 3 cartones de cerveza. Claro, no me dejaron dormir la cruda al día siguiente para ver si "escarmentaba" y valió madres. El cigarro en realidad fue vicio hasta que entré a la prepa. CHECK.
Ahora seguimos con la prepa:

  • Novia: Check, también hasta el último año. Es una historia bastante chistosa, pues primero tuve que pasar por dos mujeres que en cierto modo me dañaron pero me dieron una visión de mi realidad que jamás imaginé conocer tan joven. En fin, la mayoría de los que siguen leyendo esta madre saben de quién estoy hablando.
  • Fiestas: CHECK.
  • Vicios: Vaya que tuve mi dosis. Empecé a fumar regularmente a espaldas de mis padres -vamos, no son tan tontos como para notar que hiedes a cigarro diario y a todas horas-, fueron mis primeras experiencias con las drogas y con el sopor que causa una depresión constante. Más de alguno sabe a qué me refiero.
Hasta aquí, creo que seguimos con metas vanales. Notarán que siempre la novia ha estado en primer lugar. Según recuerdo y mi memoria de Commodore 64 no me falla, siempre que empezaba un nuevo año -sea de calendario o escolar- una de mis metas era tener una novia. Lo fue este año y lo ha sido desde que tengo 15 años -obviando los años en los que lo he logrado-. Quizá es la única meta pubertoprepostadolescencia que me falta por cumplir.

Y bueno, se viene la universidad:

  • Amigos nuevos: Check. Tengo muy buenos amigos de la universidad, tanto de la carrera como de otras profesiones.
  • Reconocimiento: Check. Todavía hay algunos maestros y compañeros que hablan muy bien de mí.
  • Trabajo: Check. El que quiera saber, pregúnteme.
  • Novia: Check. Por 29 días.
En resúmen, esos han sido los últimos 10 años de mi vida. Verán que he logrado retihartas cosas, y los que son de mis círculos cercanos lo pueden corroborar. Solamente me falta ese algo. Si lo vemos en la pirámide de Maslow, me faltarían los últimos dos niveles. Preguntarán por qué. Bueno, hice un checklist al inicio de este año, mientras me encontraba en Vallarta en compañía de una mujer que considero un ejemplo a seguir:

  • Trabajo: Check, y al parecer voy a crecer mucho ahí.
  • Carro: Dicen por ahí que será check pronto.
  • Novia: ...
Se declara desierta la subasta.

Así es, creo que me falta una relación de la que pueda decir: "no mames wey, estoy a todisísima madre". Ya sé, creo que idealizo mucho esa cuestión y en muchas ocasiones pretendo justificarme, pero creo que ni yo sé cómo explicarlo. Parte de mi realización personal, es poder transmitir todo lo que soy y complementar a alguien de una manera muy chingona. En fin, ya pronto pasará.

Y cuando quiero que pase, me bloqueo.

Hace unos días una compañera en la oficina tiró el comentario -porque estaba enojada con su actual pareja- de que los hombres somos muy indecisos. Puedo hablar por mí y decir que efectivamente, soy muy indeciso. Puede gustarme a madres la mujer, pero soy indeciso a la hora de hacer the final move y poder decir todo lo que pienso y siento. Puedo tener la oportunidad enfrente y siempre voy a encontrar una excusa para no hacerlo. La prueba es que estoy aquí arranado escribiendo.

Pues bueno, wrapping this up, creo que cada ser humano tiene sus etapas, pero yo no sé en cuál estoy. Está del carajo, créanme.

Gracias a todos los que todavía son regulares visitando esta madre.

miércoles, mayo 05, 2010

La escena que veo a mi alrededor me recuerda una en particular de una película que disfrutaba en extremo ver. Escena en blanco y negro, un salón de fiesta -algo más parecido a nuestros modernos bares-, un piano, una canción. Esa tonada en particular es la que estoy escuchando, casi como si el sujeto sentado en el piano haya escuchado mis pensamientos o haya indagado profundamente en mis recuerdos hasta llegar a esta escena.

Ya somos pocos los que quedamos en el lugar. Unos ya ahogados por las penas, otros tan taciturnos que no parece que están vivos. El área de los habituales, los regulares, los dueños. Una densa nube de humo los distingue, los corona. Son un grupo impenetrable, y una vez dentro es difícil que te vayas. Pierdes una vida para ganar otra. Lo único que desentona en ese cuadro pintoresco somos nosotros. Frente a frente, como incontables veces, solamente en esta ocasión mi corazón está en la mesa; tus manos, una tiene un puñal, la otra está vacía, pero dispuesta a tomar lo que está en juego.

Empezar el diálogo, lo más ficícil de todo. Tomar vuelo, tomar las decisión sin precipitarse. Ignorar la presión en el pecho. Desde hace días que tengo un extraño presentimiento. Me siento como un reo en la cola de pena de muerte. Creo que ya conozco la ansiedad de saber que vas a morir. Quizá no físicamente, pero sí ocurrirá un deceso, momentáneo.

La música no parece ayudar.

Inconexos y cortos son mis pensamientos, todo me recorre como un escalofrío horrendo. La presión en el pecho sigue ahí y siento que va subiendo por mi cara. Hincha mi cara, hunde mis ojos y hace que sientan una presión hidráulica que los hará estallar en cualquier momento. Tus manos entre las mías, de seguro ya sientes lo que va a venir. Tu insistencia en saberlo ha hecho que te hagas ideas, y sería tonto que no lo supieras ya.

Los habituales se fueron, quiero un cigarro. Nos quedamos solos. Otra cerveza antes de irnos.

Lo digo, no lo digo. Todavía no lo decido. Si no lo digo, romperé a llorar de la impotencia. Si lo digo, quizá mi alma estará tranquila.

Lo diré.

lunes, mayo 03, 2010

Bravo

Fuerzas titánicas son las que se necesitan para llevar a cabo un asunto que parece más perdido que nada. Todos aquellos que abogamos las causas perdidas -así lo parecen, no necesariamente es que lo sean- pareciera que tenemos fuerzas interminables. Quizá no sea así, y es que nada más nos obstinamos en seguir adelante con empresas que en algunos momentos puedan no desembocar en algo relativamente nuevo. Creo que es más que nos gusta sufrir.

Dicen que la vida es fácil, solamente nosotros nos empeñamos en complicarla: que el trabajo, que el dinero, que el amor. Está bien, no somos seres totalmente individuales -hasta el más social necesita recluirse de vez en cuando- y necesitamos de los demás, pero si se rompiera esa dependencia de los demás, otra historia sería. Sería bueno no necesitar a nadie cuando se está triste, no tener que trabajar para subsistir y ocupar el tiempo en cuestiones mentales. La educación mental puede traer un equilibrio interesante: hacer solamente lo necesario y no darle paso a los impulsos emocionales que tantos problemas causan.

Es repetitivo, siempre es la temporada. Estos días es cuando estoy que me carga la chingada.