martes, febrero 06, 2007

Ahogado en Palabras

¡Qué gusto volverte a ver!, no hace mucho que te vi por última vez, pero en esta ocasión las limitantes para que pueda llegar hacia ti son muy pocas.

Empieza el día, llegas más tarde, pero no importa, me agrada el hecho de que estés aquí, cerca de mí, tan cerca que puedo oler ese delicioso perfume que usas y que varias veces se ha impregnado en mi ropa...

El día continúa, terminamos la primordial tarea y busco tus manos, tu espalda, tu mirada... espero encontrar en tus manos algo de calor, respuesta, correspondencia; en tu espalda quiero buscar demostrarte mi apoyo, mi afecto, todos esos sentimientos que a raíz de que te encontré he empezado a experimentar y me hacen querer vivir todos los días como si fuera el último... lo único que más trabajo me cuesta encontrar es tu mirada, pues en las pocas veces que me ves a los ojos sólo encuentro que no quieres mirarlos mucho tiempo... ¿por qué?. ¿qué tiene mi mirada que, siendo que a mi me gusta mirarte, la encuentras de un modo que te hace voltear?

El día decae, me comprometí con un gusto inmenso y he de cumplirlo. Te acompaño, busco algún momento en el cual poder dar pie a una situación que me permita encontrar lo que busco, poder sentir tus manos en las mías, tu mirada encontrando respuestas a preguntas milenarias en la mía, nuestras almas encontrándose mutuamente, cuidándose y fusionándose en una...

No pude... me congelé...

El día ha terminado, estoy una vez más en mi casa, con mi corazón a punto de estallar, mi mirada que refleja mi decepción y con ganas de regresar hacia ti y gritarte que necesito que mi corazón sea tuyo, que estoy dispuesto a pasar por todo lo que sea necesario, que he de esperarte lo suficiente, que he de conquistarte hasta poder arrancarte un te quiero y enamorarte hasta poder cambiar ese te quiero por un te amo...

Quisiera... quiero... y lo haré...

No hay comentarios.: