domingo, marzo 01, 2009

Freya

Cuando estaba en segundo año de prepa, me pasó algo muy peculiar. Para los exámenes departamentales -que eran los "mensuales"-, nos revolvían en los salones de diferentes grados. Habíamos gente de primeros, segundos y terceros. En una ocasión, me tocó compartir salón con Mariana, que en ese entonces era novia de un cuate mío. Nos sentábamos casi juntos, siempre que los exámenes y el emplazamiento del maestro en turno lo permitiera. En una ocasión, ella y una amiga estaban haciendo un examen de Química, en el cual recuerdo haber sacado 100 -sí, soy bien presumido-, y se los comenté. Su amiga me pidió que me sentara junto a ella para pasarle las respuestas -si es que las recordaba, claro.

Después supe que se llama Fernanda. A partir de ahí, empezamos a llevarnos bien. Platicando, recordamos que ya nos habíamos conocido antes en la casa de un cuate, en la cual compartimos el gusto por el metal y por el tabaco. Intercambiamos celulares, y de ahí en adelante todo fue bonito jaja, empezamos a frecuentarnos más, salir en los recesos a fumar o incluso antes de entrar a clases echarnos un cigarrito.

En una ocasión, me comentó que había tenido curiosidad por fumar un puro. Yo tenía uno en mi casa, así que decidí regalárselo. Gran curiosidad que ella también me llevaba un regalo. En ese entonces, yo traía un colguije con la figura del Schakal, ella lo dibujó -y dibuja padrísimo-. Mera coincidencia, la verdad jaja. Empecé a ver en esa figurita pelirroja, con brazos de niño somalí -así dijiste tú eh, jaja- semi darketona a alguien que me gustaba, y mucho. Claro, empecé a hacer las tonterías que siempre hago cuando alguien me gusta. Poco tiempo después, me enteré que estaba con alguien más, ni modo, peluquín, dicen por ahí.

Pasó el tiempo y volvió a estar solterita. No sé qué cambió o de verdad me volví muy castroso, pero hubo un muy buen rato en el que no intercambiamos palabra alguna. Las costumbres de vernos en las escaleritas de la entrada en los recesos para fumar habían cambiado, ya no me esperaba en la mañana para el cigarrito matutino, nada. Recuerdo en una ocasión que me dijo muchas cosas que me dolieron, y fue ahí cuando me dí cuenta de que algo andaba mal. Así como no supe que fue lo que lo ocasionó, no sé qué fue lo que lo solucionó. Durante ese tiempo, estuve muy triste, pues ella ya tenía un lugar muy importante en mi vida: la quería mucho -y todavía lo hago- y saber que me pudiera llegar a odiar era una idea que no me gustaba en lo más mínimo.

Pues bien, se "arreglaron" las cosas, pero yo seguía con la duda de qué pasaría si pudiera conquistarla y llegáramos a andar. En la prepa, en la semana del 14 de febrero, se hacía la costumbre de vender rosas, para que le pusieras el destinatario en un papelito pegado a la rosa y que se la entregaran en su salón. Le mandé una que otra rosa, sobre todo recuerdo una en particular que le mandé con un listón negro y una nota -en ese entonces estaba en medio de la euforia de El Fantasma de la Ópera- con una línea de la misma obra. Conservó el listón, y creo que la rosa, no estoy seguro jaja. El punto es que, llegando el 14 de febrero, tenía mi última "oportunidad", digo, era 14 de febrero, hasta el más tonto puede tener una oportunidad, aunque sea de decir lo que siente. Llegué, compré mi rosa y me salí a platicar con una amiga. Mientras platicaba con esa amiga, me llegó así como de película la línea: Fery tiene novio. Ya sabrán la cara que puse. Total, le dí la rosa y me fui derrotado.

Fue un rato en el que casi no la vi, y si la veía era acompañada del mentado novio que me veía feo jaja. Pues total, ella se hizo de un novio, yo me hice de una novia y cada quien agarró su rumbo. Cuando me di cuenta de que la había regado con la chava que me puse de novio, ella fue la que me apoyó y me ayudó a tomar una decisión. Creo que a partir de ahí nuestra relación volvió a cambiar bruscamente: ahora, procurábamos estar apoyándonos. Recuerdo cuando terminó con ese cuate, en vez de buscar a sus amigas de siempre, me buscó a mí para desahogarse. Sentí horrible al verla tan desecha, pero ahí estuve, al pie del cañón, no dejándola caer.

Terminé la prepa, a ella le quedaba un año más. Prometí regresar a visitarla, y lo hice en varias ocasiones. Terminó la prepa y a partir de ahí cada quién siguió su propio camino. Hace dos o tres años se fue a vivir a Cancún, y desde que se fue la extraño.

Todavía la extraño, extraño que se haya robado mi credencial, sus Benson mentolados o los Marlboro azules que compartimos la primera vez. Extraño sus uñas negras casi limadas en pico jaja, sus agarrones de nalga, nuestras conversaciones llenas de sexo. Extraño esa borrachera en la que vomitaste, los momentos en los que me hiciste reír, en los que te hice reír, extraño que hayas corrido a abrazarme la primera vez que regresé a visitarte al Costa. Extraño tus gustos raros de música, esa vez que bailamos banda. Te extraño. Extraño todo de tí.

Hoy es cumpleaños de esta mujer, de Fery, de mi chiquibaby. Te quiero con toda mi alma. Feliz cumpleaños.

3 comentarios:

Quinientos_uno dijo...

Volver.

Santa Freya dijo...

ayy chiquibaby muchos de tus recuerdos me hicieron reir.

gracias por tus cosas esas clichescas de cumpleaños que siempre me hacen reir y llorar
te quiero encabronadamente, pero ya lo sabes y te mando un abrazo desde aca.
(y llevo año y medio aca babas, no dos o tres jaja)

Dan dijo...

:) Me gusta cuando escriben cosas de este tipo para alguien en especial.

Oye, pues falta entonces una salida ¿no? Ahora sí este viernes lo tendré libre por si quieres hacer algo.

Te quiero, un besote.