viernes, marzo 19, 2010

Ferzo

Pues como dijo el señor Mauricio Garcés, les tengo una excelente noticia: ya llegué.

No sé por qué me sigo empeñando en regresar a este espacio que cada vez más le salen más telarañas -y para lo que me gustan las pinches arañas-, pero creo que un poco de vómito mental nunca está de más.

Hace algunos días, estaba leyendo el blog de Danny y recordé que para muchos, los meses de febrero y marzo ha sido un mes de por sí ocupado. Dejemos de la tendencia rara que tiene la gente de cumplir años en este mes -digo porque fácil he tenido unas 20 fiestas de cumpleaños en lo que va del mes y no, no he ido a todas- sino que ha habido espectáculos de alta categoría en nuestra ciudad. Fuera del pelado de Luis Miguel y de una que otra bandilla pedorra que ha atiborrado el Telmex -con sus claras excepciones-, creo que esta ciudad no había visto espectáculos de la talla que ha habido en las pasadas semanas.

Todo empezó con los señores de Massive Attack presentándose en el Telmex, después de haber cancelado el concierto que estaba programado para septiembre del año pasado. La razón fue claramente explicada por sus integrantes -para los que no sabían- pues estaban terminando de grabar su último material -que por cierto está bastante bien-. Tuve la oportunidad de asistir a ese concierto -y confieso que me sentí pinchemil fresa: estaba en palco privado- y he de decir que jamás en mi vida había visto algo así. Claro, he estado en diversidad de conciertos, pero un show de luces, los mensajes en la pantalla de LED, y la gente en pleno trip es algo que no me había tocado ver en Guadalaranch.

Le siguieron los señores de Cuca. Desgraciadamente me quedé con ganas de ir a ese concierto, eso de que no me paguen los días que deberían pagarme no está nada padre. En fin, por lo que pude leer del concierto, para variar, fue una explosión de irreverencia y rock pesado, solamente como los señores Fors, Ochoa, Avilés y González saben hacerlo. Este fue el concierto para conmemorar 20 años en la escena musical. Me tocó estar en los 15 años, y tengo que decir que estuvo de huevos, sobre todo por haber sido en uno de los lugares más históricos musicalmente en nuestra ciudad: el fabulosísimo y semidestruído Roxy.

Y que llega marzo. Todos los rockeros estábamos esperando con ansia EL concierto de nuestras vidas. Desde diciembre, se anunció que The Four Horsemen: James Hetfield, Kirk Hammet, Lars Ulrich y Robert Trujillo estarían pisando tierras tapatías, y esta vez no en el Telmex y no para unos premios que han perdido totalmente su esencia. Esta vez, se apoderarían del pequeño estadio 3 de marzo y darían un concierto que cambiaría la vida de muchos, entre ellas la mía. Todavía recordar el concierto me pone la piel chinita. A pesar de haber salido bañado en sudor, cerveza y otros fluídos corporales, sin voz, con el cuello destrozado y apenas pudiendo caminar del cansancio, dios, qué buen concierto.

Claro, le siguió Alejandro Sanz pero ese pasó sin pena ni gloria.

¿Qué siguió? El tercer concierto que habría de ver el 3 de marzo: Coldplay. Saben, me habría gustado ir a ese concierto, fue una lástima que el boleto que me ofrecieron era de la zona golden y creo que la banda no me gusta taaanto como para haber pagado 1,600 pesos por un boleto. A saber de los que dicen que fueron, también la calidad del show, el sonido y demás atractivos visuales -no se hagan, muchas se mojaron con Chris Martin- fueron de la mejor calidad.

Cosa curiosa, ya dejarse ver en esos conciertos es lo más in del momento. La cuestión ahora es, mi querida Danny, que entre más conciertos vayas, más abolengo tienes, y la imagen alternativa es la que está tomando fuerza y moda entre la comunidad tapatía. Ya que empezaron los putazos culeros con los buchones, ya es momento de cambiar de ambientes. Es por eso que ahora ves los bares rockeros abarrotados de Armani y Dolcce Gabana.

Total, por ahí dicen que viene Lady Gaga. Me cae de a madres que yo sí voy.


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