Siempre es la misma función, el mismo espectador,
el mismo teatro en el que tantas veces actuó.
Y perder la razón en un juego tan real,
quizá fuera un error, cúrame esta herida por favor.
Me gusta mucho esta canción, tiene muchas frases que me gustan. Hay algo en la música que siempre he dicho que habla por mí. Bien saben los que me conocen que me cuesta trabajo externar mis sentimientos. Creo que hoy no será la excepción, pues si bien les puedo platicar algo, no lo hago del todo. Eso de abrirme hace que me sienta vulnerable, y las pocas veces que me he sentido así han terminado por destrozarme, así que, por cuestiones de salud mental, evitaré hacerlo.
No me extraña, creo que otra vez tiré demasiado alto y no me alcanzó el empuje para llegar tan arriba. Si bien se nos dijo que podemos volar, creo que no nos enseñaron cómo aterrizar. Despegué un poco los pies del suelo, y no me fijé mucho hacia donde iba. Todavía no voy muy lejos, pero la bajada será un poco drástica. Tendré que volver a mis letargos de valemadrés y dejar atrás el buen humor que causa la ilusión de "haber llegado a algún lado".
Vuelvo a mi mood raro, no se espanten: al fin y al cabo ya es normal. Se me vuelve a fruncir el ceño, vuelve la mirada un tanto apagada. Ya qué, era de esperarse.
Siempre he preferido un beso prolongado
aunque sepa que miente, aunque sepa que es falso.
Serán los Heroes porque los estaba escuchando, pero para estas ocasiones, no hay nada como la música mexicana. Si no me creen, escuchen una canción que se llama Tú y las Nubes. Ya si quieren algo ardilla, que sea Cuando el Destino, del genial José Alfredo Jiménez.
el mismo teatro en el que tantas veces actuó.
Y perder la razón en un juego tan real,
quizá fuera un error, cúrame esta herida por favor.
Me gusta mucho esta canción, tiene muchas frases que me gustan. Hay algo en la música que siempre he dicho que habla por mí. Bien saben los que me conocen que me cuesta trabajo externar mis sentimientos. Creo que hoy no será la excepción, pues si bien les puedo platicar algo, no lo hago del todo. Eso de abrirme hace que me sienta vulnerable, y las pocas veces que me he sentido así han terminado por destrozarme, así que, por cuestiones de salud mental, evitaré hacerlo.
No me extraña, creo que otra vez tiré demasiado alto y no me alcanzó el empuje para llegar tan arriba. Si bien se nos dijo que podemos volar, creo que no nos enseñaron cómo aterrizar. Despegué un poco los pies del suelo, y no me fijé mucho hacia donde iba. Todavía no voy muy lejos, pero la bajada será un poco drástica. Tendré que volver a mis letargos de valemadrés y dejar atrás el buen humor que causa la ilusión de "haber llegado a algún lado".
Vuelvo a mi mood raro, no se espanten: al fin y al cabo ya es normal. Se me vuelve a fruncir el ceño, vuelve la mirada un tanto apagada. Ya qué, era de esperarse.
Siempre he preferido un beso prolongado
aunque sepa que miente, aunque sepa que es falso.
Serán los Heroes porque los estaba escuchando, pero para estas ocasiones, no hay nada como la música mexicana. Si no me creen, escuchen una canción que se llama Tú y las Nubes. Ya si quieren algo ardilla, que sea Cuando el Destino, del genial José Alfredo Jiménez.
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