martes, febrero 24, 2009

Te Perdono

Esta canción, de Noel Nicolá, es una de mis favoritas en lo que a la trova respecta. Me inspira algo muy peculiar: si algo no se perdona -si es que se tiene que perdonar- es una muestra de cariño. Generalmente se olvidan, o se toman en segundo plano, sobre todo si esta viene de alguien que nos hace sentir incómodos con esa muestra, o de alguien a quien no le queremos dar más entrada.

Te perdono el montón de palabras que has soplado a mi oído desde que te conozco.

Entrañado en los miedos, no encuentro hacia donde moverme. No sé si estoy demasiado cerca y el panorama se muestra muy reducido, o lo suficientemente lejos como para no distinguir nada con certeza. Mi duelo entre la razón y el corazón sigue latente: un lado que me dice que no pierdo nada al intentarlo, y otro que me dice que lo único que me espera es esa pared familiar.

Te perdono tus fotos y tus gatos, tus comidas afuera, cervezas y cigarros.

Sigo sin saber qué pensar, si bien en ratos siento que hay mucho que se puede disfrutar, en momentos siento que lo que hay es una malinterpretación de las cosas. Me desespero y soy muy impaciente, al igual que soy demasiado imaginativo y quizá espero demasiado. Todavía no encuentro mi lugar en el que pueda estar en paz y tranquilo. Como comentaba en la mañana, durante el día puedo mantener mi cabeza ocupada en otras cosas, pero bien llega la noche, todo vuelve. La noche recuerda la soledad, la necesidad, la cruda soledad, como dice José Fors.

Es más, te perdono andar como tu andas, tus zapatos de nube, tus dientes y tu pelo.

Hijo de la luna, vivo por las noches prácticamente. Me inspira la oscuridad y me recuerda el romanticismo que quiero expresar. Muchos ven una coraza fría, que en realidad es muy frágil. Dice una canción: yo tengo derecho un día a sentirme mal. Quizá hoy es este día. Hoy mi cabeza es un barullo. El día me presentó un momento para sonreír, todavía lo recuerdo. Se acabó. Disfrutar cada momento, bien lo dices.

Te perdono los cientos de razones, los miles de problemas, en fin, te perdono no amarme.

Lista interminable, quizá, la de canciones que me recuerdan estos momentos. Esta de Nicolá es una de las que más suelo escuchar en noches así. Tiene pinta de ser noche larga, y no tengo cigarrillos. Basta de la melancolía de hoy.

Lo que no te perdono es haberme besado con tanta alevosía. Tengo testigos: un perro, la madrugada y el frío. Eso sí que no te lo perdono, pues si te lo perdono, seguro que lo olvido.

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